Aulia (Legorreta): Abril 14, 2019

Como traca final del XXV aniversario de la I Sagardo Bira, y para celebrar el Día de la República, elegimos visitar Legorreta en domingo a mediodía (para ir y volver en tren), concretamente la sidrería Aulia, inédita para Nesss y Johnnie y en la que Edu estuvo hace 16 años. Por cierto, que los dueños actuales son los de Begiristain.

Asistentes: Johnnie, Edu, y Nesss

Previo

Pese a haber reservado únicamente para la pareja de hermanos brothers, sin convocatoria y dos días antes, Johnnie hace un Jon Ander y se apunta la víspera. Quedamos en el Txili a las 13:00 para darle las llaves a Johnnie, luego otro trago en el Aralar, y bajamos a tumba abierta a la estación donde Johnnie no atinó a pagar con la Mugi al venir de Donosti. En los minutos de espera del tren de las 13:34 planteamos subir y tomar otro rápido y bajar, que daba tiempo... frase que repetimos cansina y reiteradamente durante toooodo el viaje, para desesperación de la latina de enfrente, que creemos que para escapar se bajó varias paradas antes. Una vez en Legorreta, como no tenemos ni puta idea de hacia donde ir, preguntamos a un Iñaki por la ruta. Y al salir del tunelcillo bajo las vías volvemos a preguntar en Legorreta Downtown por la sidrería que estaba a sólo berrehun metro.

Sidrería

Entramos a la sidrería por los bajos del edificio a la derecha de la casa que indica el nombre de la sidrería (y donde suponemos que viven los dueños), donde están los baños (accesibles desde la calle) y una puerta cerrada que da a donde nos dieron mesa. En la parte derecha, tras flanquear la entrada, encontramos una barra de bar, y al fondo a la derecha una estancia muy grande con una isleta de 4 kupelas, y un pasillo con 7+1 kupelas (2 con grifo), todas ellas de madera, además de una pared decorada con cascos de botellas y otra con algún apero sidrero que manipulamos y medio desmontamos. Esos bajos estaban comunicados con los de la casa de la izquierda, encontrando primero la cocina (vemos que también hacen cogote de merluza), luego una estancia con mesas a derecha e izquierda, y finalmente otra estancia con 5 kupelas de madera (2 con grifo) y mesas, una de las cuales nos asignaron. Edu recuerda que la vez que estuvo sólo estaba abierta esta parte de los bajos de la casa. Destacamos que tanto la distribución como el aspecto es muy casta, lo cual se agradece en estos tiempos.

Para comer, nos sacan tres trocitos de txorizo a la sidra, ricos pero que nos saben a poco. Luego una tortilla de bacalao muy mona pero que nos divide entre los que les gusta más que la del viernes por estar jugosa por dentro y no por fuera, y los que achacan que no sabe mucho a bacalao ni a nada (falta de sal o ingredientes extra). Apurándonos para que acabáramos la última pinchada de tortilla, nos sacan una bandeja con tres peazo de lomos de bacalao con un pil- pil ligero que Edu clasifica como de excelente, así como la calidad del bacalao, coronado con ajito frito; vamos, de sobresaliente (y mejor que habría estado si Johnnie no le roba su ajito a Edu). Después nos sirven una txuleta de unos 900gr, muy rica y jugosa... pero bastante tiesa, tanto que Edu tiene que tirar de cuchillo de Ikea (!!!) para lonchearla muy fina y que podamos masticarla; una pena, porque de sabor estaba muy buena. Les pedimos que querremos otra más tarde, rogándoles que sea más tierna que la primera. Cuando les avisamos nos sacan otra de 800gr que está igual de buena y jugosa pero, esta vez sí, mucho más tierna (aunque Edu ya se ha acostumbrado al cuchillo de Ikea y a las lonchas finas, que ahora se parten como mantequilla); ojalá la primera txuleta hubiera estado igual de tierna. De postre, un cestito (cuadrado) de nueces, un trozo de membrillo, y dos trozos de queso, que estaba bien bueno. La sorpresa desagradable de la velada nos la llevamos al pagar los 128,83€, es decir, prácticamente 43€ por cabeza, lo cual enoja sobremanera a Johnnie que pide permiso para protestar. Cuando lo hace, la joven camarera dice que es porque tienen la mejor txuleta del Goierri (deben de tener los dientes muy afilados en el Goierri visto lo dura que estaba la primera que sacaron). No nos gustaron las razones y menos que nos dijera que ya tendríamos más suerte la próxima vez, pues no creemos que haya tal, como le dijimos. En fin, una pena, con lo bien que nos lo pasamos y lo que nos gustó la sidrería en general.

Comenzamos probando las kupelas con grifo cerca de nuestra mesa mientras la preparan (seguramente porque éramos tres y no dos), y enseguida Edu se encuentra con el rastafari y la pelirroja, ambos de Graná y primerizos, por lo que les ilustra con tres frases y ejemplos prácticos el noble arte de txotxear. Entretanto, Nesss solicita al camarero que abran el baño de fuera porque Johnnie se iba la pata abajo y no podía hablar (sólo fumar). Por cierto, que volvemos a ser los únicos que están de pie en toda la sidrería y nos alegramos de que a las familias las pongan lejos (tenemos malos recuerdos de la temporada 2014). Tras percatarse Nesss de un movimiento de tropas sospechoso, les seguimos y descubrimos la zona más lejana y con más kupelas, donde un paisano, que no camarero, abre algunas kupelas. En cuanto a la sidra, nos gustó bastante sin encontrar ninguna kupela de la que no repetir. Entre plato y plato nos encargamos siempre de irnos un buen rato de excursión a la zona más profunda y tranquila, que es donde más bebimos. A Nesss no le gustó que no avisaran cuando sacaban los platos y todos echamos en falta más txotxes, y más animados, por parte de los casheros. Valoramos de todas formas que el txotxero probara su propia sidra cuando nos abríó tras pedírselo.

Tras el disgusto de la factura y las últimas rondas donde nos saciamos de sidra, nueces, y demás recuerdos, salimos a las 17:30 con los granaínos y nos hacemos unas fotos de recuerdo fuera de la sidrería antes de despedirnos. No fuimos los últimos en salir pero quizá sí que fuimos los que más sidra libaron.

Epílogo

Nos tomamos un kalimotxo (Edu) y unos pintorescos gyntonics (Nesss y Johnnie) en el cercano Bar Olaso. Tras cruzar equivocadamemte el puente sobre el río Oria, volvemos a preguntar (para no perder la costumbre legorretarra) a una pareja cuyo miembro masculino (o sea, él) nos acompaña casi hasta la boca del túnel bajo las vías. Vamos como un poco borrachos, la verdad. En 5 minutos viene el tren, y tiramos para Hernani. Al llegar (por lo visto) fuimos a casa de Johnnie y de allí al Garin a echar unos kalimotxos y unos futbolines. Por cierto, que a partir del tren ya sólo hay uno de los tres que recuerda exactamente qué hicimos, sí que bebimos sí... Nesss y Edu parece ser que se teletransportaron del tren al Garin e inicialmente no tenian recuerdo de la visita a casa de Johnnie. En las numerosas partidas de futbolo, Edu El Desagradable gana todas las partidas, Nesss se despelleja un pulgar, y Johnnie repite una y otra vez (acertadamente) que es muy malo. Tras sudar la sidra corriendo la banda, de alli se fue Johnnie a casa y Nesss y Edu pasan por el chino para buscar algo con que calmar la acidez de los miles de litros de sidra ingeridos, después de lo cual se recogen tranqulamente a casa sobre las 22:30, que ya está bien. Ah, y ¡¡¡que viva la República!!!